
La guardería les permite tener a sus hijos allí en un horario que va desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde. El proyecto está financiado por al ayuntamiento mostoleño y permite que 35 críos puedan estar aprendiendo mientras sus mamis sobreviven, imagino que en curros de toda calaña.
Hasta aquí lo puramente informativo. Fue un gustazo poder ver el trabajo de Itzíar y todo su equipo (monitoras y voluntarios) y comprobar las toneladas de cariño que desprenden esos niños, absolutamente ajenos a una realidad hostil. Negros, europeos del este, sudamericanos se forman en un clima de diversidad, mestizaje y cariño, toneladas de cariño y profesionalidad que el personal de Cruz Roja regala a raudales. Es probable que mi objetividad respecta al trabajo de mis compañeros se cuestione por alguien. Será una buena noticia. No creo en ella. Mucho más cuando veo el esfuerzo que hacen, como otras muchas organizaciones, para estar por encima de las circunstancias e intentar regalar parte de su vida para que otros puedan encontrar dignidad en medio de una sociedad antipática y que les da la espalda. Ellos escriben derecho sobre los renglones que Dios no cesa de torcer.

Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo admirativo.
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