martes, 1 de septiembre de 2009

Poema debido

El reloj monta en su caballo de plata.
Desanda el camino.
Regresa a una tierra abonada
de te quieros
vigorosos, al menos en apariencia,
una tierra donde la caducidad
era una meta
y las heridas las cosíamos en una cama
deshecha y con jadeos sudorosos.

Una vez supimos querernos
aunque a deshora,
con el paso cambiado.
Pero dibujamos ciudades
con nuestro descaro y unas manos
siamesas en en las que aún se dibujan
nuestras espaldas.

Hoy, esforzados en ser recuerdo,
en borrar arañazos y cardenales
a los que nos condujeron unas inusitadas ganas de vivir,
quizás te preguntes sentada sobre el hueco
que mi sombra abandonó en tu sofa,
hoy, insisto,
preguntas el por qué de este poema.
No sé si te lo debía
o lo olvidaste adrede en el bolsillo de mi pantalón.

4 comentarios:

Karmentxu dijo...

:-)

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Ya veo que el jardín vuelve a florecer tras la sequía veraniega poética. Me alegro de que los cuaversos vuelvan a mitad de semana.

white shout! dijo...

Ouch....

it hurts...

Bomarzo dijo...

Prima... espero que eso sea que te gusta, jejejeje.
Gregorio, jo, qué alegría volver a verte....
White Shout, wellcome. Thanks for your comment...