Manrique lo escribió. Y he de reconocer que no le faltaba razón al poeta clásico. De todas formas, hay excepciones que, eso sí, sólo sirven para confirmar la regle. Si no, observad. El material fotográfico que completa la entrada de hoy ha sido amablemente cedido por la periodista granadina Belén Hernández, a la sazón hermana del que está a mi lado en la foto. Yo soy el feo, el de las gafas.
Las instantáneas están tomadas el día de la cena de fin de carrera. Mi pareja es Javi, Hernández, como su hermana. Él, a diferencia de su hermana y de mí, ha sido listo, no se dedicó al periodismo y es un abogado importante, charnego, pero importante en Barcelona. Su sonrisa de Tom Berenger ahora embauca a fiscales y jueces en tierras catalanas. Más de 10 años después nos hemos vuelto a encontrar, de forma virtual, aunque emocionante igualmente. Era un gran compañero. Seguro que sigue siendo un gran tío.
Una década después las fotos demuestran que un día fuimos, que un día estuvimos y que un día soñamos. También que un día estuve delgado. Jejejeje.
Aquella noche nos despedimos con unas buenas risas. Ayer fueron chavales con ganas de pasarlo bien en una noche que resumía cinco años de vida en común. Hoy son abogados, fiscales, jueces, abogados del Estado, inspectores de hacienda, y este Jardinero que, al igual que aquella noche, queda de notario plumífero, de contador de las historias que nos acompañaron tantan tardes de invierno.
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Hace 15 horas
3 comentarios:
Ahí mas matao. Mira que somos de la nostalgia cuando se llega a una edad. Y yo recuperando amigos de juventud en un pueblo del que me creía dsesarraigado.
Madre mía... ¡qué tiempos!
Paco... Qué lloro.
Galleto, es que está bien recordar, coño.
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