lunes, 16 de marzo de 2009

Che, el argentino

Tenía muchas ganas de hacerlo. El pasado sábado pude hacerlo. Mi compañero de pipas, charlas y quinielas secuestró “Che, el argentino” del Vídeo Club y la pudimos ver a través de su pantalla gigante y su proyector. Algo así como verla en el cine, pero en privado y con un buen tabaco entre los dientes.

Y las expectativas se cumplieron. Mi corazón “cheguevarista” latía desde que por la tarde Israel nos llamó para ver la cinta. Las canciones sobre el Che venían a mi mente porque ardía en deseos de ver cómo cayó Batista, cómo se refleja la personalidad de un hombre con sus contradicciones pero que se mantuvo fiel a su idea hasta el final. De repente empezaron a mostrarse ante mí las figuras de Guevara, los hermanos Castro… en un desfile constante que narra un episodio lleno de épica e idealismo. Durante el visionado de la peli no pude evitar escuchar las anécdotes que me cuenta cada 15 días Enrique Meneses, testigo afilado del descenso de Sierra Maestra para Paris Match y conocedor de primera mano de los episodios que desembocaron en la caída de Batista y la entronización de Fidel.





Hoy, 50 años después, la perspectiva histórica nos muestra que aquello sólo sirvió para cambiar una dictadura por otra. Cuba, que era el burdel de Estados Unidos sigue haciendo del turismo sexual una fuente de atracción turística. No podemos negar que hay cosas en las que Cuba ha mejorado. El prestigio de sus estudios universitarios, por ejemplo. Tampoco podemos ocultar que cualquier análisis de la realidad cubana se desvirtúa por los efectos de un bloqueo salvaje que cortó las alas de su desarrollo. ¿Cómo estaría Cuba hoy sin ese bloqueo? ¿Hubiera aguantado Fidel eso 50 años? Tampoco puedo evitar preguntarme qué hubiera sido del Che en este medio siglo. ¿Estaría satisfecho con la Cuba de hoy día? No deja de ser política ficción. Pero lo que nadie podrá negar jamás es la influencia de un hombre, Ernesto Guevara de la Serna, en la sociedad de su tiempo y muchos años después. Hoy día no se sostiene una revuelta armada y violenta para subvertir el orden establecido… pero la Revolución en su momento lo exigió.



En la actualidad el espíritu del Che sigue vivo en Bolivia, en Ecuador, en El Salvador… Una América que sea para el pueblo, para el criollo, para el indígena, en plena coexistencia y con plena autonomía de gestión de sus propios recursos, sacudiéndose las cadenas del imperialismo económico que asfixia a un pueblo que tiene la obligación de ser libre.

Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo américano.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

los tiempos cambian, amigo, y la historia hay que mirarla con ojos de pasado y ver la situación social, económica y social en la que los pueblos caminaban. con nuestros ojos de hoy, queda obsoleta y anacrónica pero para aquellos tiempos fue un revulsivo importante en la emacipación de muchos pueblos, creo.

Bomarzo dijo...

Pienso como tú, amigo...

Anónimo dijo...

No soy admirador del Ché, aunque lo considero un personaje histórico que ayudó muchísimo para que se escuchasen las voces de los "descamisados" en todo el mundo(¿ recuerdas el término descamisado? )

Los tiempos son los tiempos, pero también existió un tal Gandhi, y los cambios se produjeron -a gran velocidad- y sin tener que usar la "violencia". Desde los valores más inherentes: el respeto y la VIDA.

Cuba, hoy sería un país mucho más avanzado (incluso más "libre") si no existiera ese bloqueo tan inhumano de EE.UU.

Desde la solidaridad y la Paz.
Toni Sagrel.

Nefer dijo...

Eeemm.. como película no me interesa.

Besillos.

Anónimo dijo...

Por uan vez, he visto la peli (así: con un par). Un biopic magnificamente hecho, con mucha gente bastante buena en el casting y una presencia española destacable. A mí me gusto mucho. Coincidí con Javier Callejón.
Abrazos,
Rigoletto perdido

Anónimo dijo...

Pues para llevarle la contraria a Rigoletto, y como no vi la primera parte, me las guardo ambas para verlas en sesión doble, en casa, en DVD.

Pero les tengo muuuuchas ganas.