martes, 21 de julio de 2009

Menores que violan y leyes que se cambian

España, país cálido y temperamental debería aprender de fracasos anteriores y dejar los debates legislativos que se originan al calor de un titular. A todos nos crispa y sorprende –no necesariamente en ese orden- noticias como las que hemos conocidos estos días: menores que violan menores. Ahora, programas de televisión, tertulianos radiofónicos, abren debates que encajan a la perfección en los carrilles desiertos de la información que el verano erosiona y llena de polvo. Son los "tema tormenta". Explotan de repente, hacen mucho ruido, lo ensucian todo, crean algún destrozo, llaman la atención y se marchan.

Pasó lo mismo en el caso de la niña Mariluz. Todos pidieron cadena perpetua, sin entender lo que eso puede generar en un sistema penitenciario como el nuestro. Pero más allá de eso, parece que la cadena perpetua, en ese caso, iba a evitar que se produjesen más casos como los de la menor onuvense. La cuestión, creo yo, no es esa, sino preguntarse si realmente el sistema funcionará alguna vez tal y como definen sus manuales de instrucciones.

Ahora hablamos de la Ley del Menor. Hay que endurecer penas, dicen los gurús. Siempre buscamos soluciones a posteriori. No somos capaces de analizar el por qué se ha llegado a esa situación, qué falla para que un grupo de menores viole a una niña… o para que una testigo, adulta y cabal, tarde cinco horas en denunciar lo que vio. Luchar a prioiri suena menos, vende menos.

Estoy de acuerdo en un endurecimiento de las condiciones penales para determinados delitos, medidas que eliminen la sensación social de que estar en prisión es algo parecido a unas vacaciones pagadas, en algunos casos con vistas al mar. Pero jamás podré estar de acuerdo con iniciativas realizadas por el impulso de un titular o de un hecho concreto por muy macabro que pudiera parecer. El Ordenamiento Jurídico y los derechos individuales de todos me merecen un respeto enorme. Eso sin pensar en los daños que actuando así podrían ocasionarse y que nos llevarían a estar parcheando situaciones de forma continua.

Cartier escribe en este sentido y sobre este tema.

Un saludo.

10 comentarios:

danieson dijo...

Yo no digo que haya que hacerlo a golpe de titular, pero que hay que hacerlo por supuesto. No hay que ser muy listo para ver que los niños cada vez maduran antes con todo lo que ello significa, tanto en positivo como negativo.
Yo no digo que haya que hacerlo ahora mismo, pero sí que habrá que acometer una reforma en no mucho tiempo, ya que por desgracia dentro de poco habrá otro acto similar y otra vez todos como locos pidiendo la hoguera.
Un saludo.

Franesco dijo...

Dado que estos casos se van a repetir, habrá que ponerse cuanto antes manos a la obra, porque en todo caso SIEMPRE va a parecer que se hacen como respuesta a un calentón... ¿O alguien piensa que esta es la última violación grupal que vamos a conocer?

Karmentxu dijo...

danieson, yo no creo que los menores cada vez maduren antes, precisamente al revés. Si endurecemos la ley tendremos que aumentar las plazas penitenciarias pero, por ejemplo, las chicas adolescentes tendrán que seguir cuidándose de sus iguales masculinos. No creo que ese sea el camino. Más inversión en educación y no sólo escolar, sino en posibilitar más tiempo libre a los padres, más espacios públicos para que los jóvenes no tengan como única alternativa de ocio la litrona en el parque, más inculcar valores desde los medios de comunicación y menos tratarles como incapaces mentales pero tarjet prioritario de la publicidad más chabacana jamás vista.

Anónimo dijo...

De acuerdo contigo en que, conforme salen titulares, no sea la mejor manera de legislar.

Sin embargo, la Ley del Menor es una de las tantas "barrabasadas" que tenemos, bajo mi punto de vista, en nuestro ordenamiento jurídico. Endurecimiento de las penas YA; impunidad 0. Los niños, los jóvenes, también han de saber que son responsables de sus actos, y si para comprender que dichos actos acarrean unas consecuencias lo tienen que entender topándose directamente con esas consecuencias que lo hagan. Y si la consecuencia se llama correccional, reformatorio o el eufemístico centro de menores, pues sea así.

Bomarzo dijo...

Danieson: Siento disentir, pero me gustan más las medidas que previenen que las represoras. Endureciendo, creo, no se consigue nada.
Franesco, que se trabaje con perspectiva, seamos anglosajones, coño.
Karmentxu, prima, bingo!
Alberto, nada de reprimir... Prefiero educar.

María Martín Calvo dijo...

Tan sólo decir una frase muy inteligente que mi abuelo le decía a mi madre una y otra vez: "al arbolito desde pequeño"...

Que le pregunten al Juez Calatayud qué pena les haría cumplir a estos "niños"...

G dijo...

Uuufff, que pereza. Y digo pereza porque siempre surgen las mismas voces y en el mismo sentido. Se han supuesto muchas cosas en estos dias: se supone que los agresores estaban pensado en las consecuencias legales de su agresión (por lo que la solución es endurecer las penas, así cuando un grupo de monstruos asociales se junten para destrozar una vida se lo piensen dos veces, como si la reflexión fuese compatible con la violación grupal); se supone que los niños cada vez son más conscientes del bien y del mal, son más listos, son más maduros, como si todo esto fuesen razones para fabricar monstruos, en vez de evitarlos; se supone que el gobierno es blando por pedir a los padres que eduquen en vez del linchamiento; y, al fin, se supone que nadie había pensado en que algo así podía suceder...y encima con este calor.
Uffff, que pereza volver a escuchar estas canciones de verano.

G dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
G dijo...

Educar, educar y educar, ¿y luego?: volver a educar.

Y dejennos en paz desde la radio, que nadie es mejor periodista por su nivel de cabreo, de hecho nadie tiene derecho de apropiarse de un medio para expresar su cabreo.

Señor Herrera, se que es atractivo meterse con el poder, y que tiene su punto de rebeldía adolescente, pero la próxima vez hágalo con más templanza y deje su cabreo en casa, sus oyentes agradecerán despertarse pensando que puede ser un bonito dia.

Anónimo dijo...

Educar... ¿y cuándo estuvimos los niños de este país más educados, antes o ahora? A mí es que tanta blandenguería y tantos traumas... no sé qué pensar. Caaaansaaa tanto Winnie de Pooh.

Mi juventud, a la vez que un 'handycap' para muchos, es una virtud, pues tengo la oportunidad de vivir de primera esa "sensación de impunidad" de la que tanto se está hablando y ¿qué creéis, que no es así?