Quinto y último capítulo del relato "Muerte de un Poeta".
El cigarro se le cae de las manos justo cuando la brasa empezó a quemar la piel de sus dedos. No se queja. No tiene vida. Toma el libro. Coge la pluma y escribe. Lejos quedaron otros autógrafos en otras orillas del mundo, cuando todo parecía imposible, cuando todos se creían inmortales. Al instante llega un retén de tres hombres también con camisa azul. Una de las caras que llega le resulta tan conocida que casi empieza a comprender. El resto se ríe e insulta. Nada nuevo.
Fuera hace frío. El cojo ya está en el camión. Junto al poeta suben otros dos hombres de afilada figura y tauromáquico gesto, afilados como un arpón. El del rostro reconocido se presenta junto al mismo hombre que le detuvo hace dos días o dos años. El tiempo se confunde. Los dos se miran. Uno de ellos, no sé quién, le dice: “Camborio, flor de la raza calé, te voy a meter una bala por cada uno de los insultos a la guardia civil que has escrito. ¿Dónde están ahora tus amigos, tus manifiestos, tus versos de mierda? Nadie se acordará de ti dentro de un rato.”
El joven soldado se quedó un rato más en la celda. Enciende otro cigarro disfrutando de su victoria. Saca el libro del bolsillo exterior de su camisa azul y busca la dedicatoria. Es el segundo libro que tiene dedicado por el poeta, ese poeta al que acaba de humillar restregándole su superioridad. El segundo libro firmado y qué contextos más diferentes. .
Bajo el título del libro pudo leer, al tiempo que se oían cuatro disparos que rompieron el aire y anunciaban el amanecer de una nueva Patria: “Con la certeza del que sabe que nunca más volverá a verte. Con los alfileres de la muerte clavados en mis dedos. A la hora que las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora. Con el mayor de mis desprecios… El poeta… A 18 ó 19 de agosto de 1.936”.
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Hace 6 horas
4 comentarios:
Chapó Bomarzo, te ha quedado un relato redondo, emocionante, sentido... lo mejor, la dedicatoria de ese poeta que se sabe muerto ya... bravo.
Besillos.
Totalmente. Un pedazo de relato. Un relato de 10. ¿Qué tal la experiencia de serial?
No deja de ser misterioso que alguien pueda repetir unas palabras escritas por un corazón vivo en un momento en que ese corazón ha dejado de latir para siempre.
Gracias, Bomarzo.
No es por peloteo, sino pura verdad. Es uno de los relatos que más me han dejado dándole vueltas a la cabeza. No creo que se me olvide nunca. Seguro.
Claro
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