jueves, 4 de diciembre de 2008

La tribu de los hombres que hablan solos

Los ves siempre sentados, con la mirada en ningún sitio. Su mente hace tiempo que se marchó buscando salida a la asfixia que les rodea. Viven en el Metro. Parece como si hubieran decidido huir de la superficie, como si arriba se hubiera perdido la escasa seguridad en sí mismos que les queda.

Los hay de todas las razas y todos ellos tienen algo en común: se pierden en conversaciones eternas, con una lógica que sólo ellos comprenden y a las que sólo ellos son capaces de responder. Hablan solos. Decía Machado que quien habla solo espera hablar a Dios un día. Y la verdad, no sé dónde dejaron ellos a sus dioses. Cayeron por el roto de algún bolsillo, se quedaron dormidos tal vez en el cartón del cajero de más allá. Dios es la carencia que menos les preocupa.

Elevan la voz como si necesitaran ser oídos, pero no buscan la réplica de nadie a pesar de la crudeza de algunos de sus desafíos. Dentro de los vagones eligen al azar la estación en la que seguramente pasen la noche, o todo el día, haciendo de ella todo un cosmos. Viajan sin rumbo, como sus ojos, como sus palabras. Un día, sus cabezas discurrían de un modo convencional. Tenían una vida por la que no llamaban la atención.




Sin embargo, de repente algo cortocircuitó su código de conducta abriendo la jaula de la que volaron pájaros de cordura hacia puertos lejanos. Se les escapó todo. Desapareció el estándar, la familia, el trabajo. Se quedaron vacíos. Y el abismo en el que cayeron se ha convertido en el eco que devuelve sus frases carentes de contexto en el mundo en el que los demás miramos extrañados sus soliquios como si ellos y nosotros no fuésemos del mismo mundo.

Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer, cuando venía de recoger a mis peques del cole, vimos a un hombre tirado en el arcén que levantaba la cabeza unos centímetros para volver a dejarla caer. Hacía un frío espantoso y sólo tenía una camisucha. Marchábamos en caravana, por las obras, y todos los coches se paraban al menos unos segundos a su vera pero manteniendo sus puertas cerradas. Por fin, una se abrió y bajó una mujer. A los segundos, la vi hablando por el móvil con lo que intuí era lo más parecido a ese Dios, al menos en aquellos momentos. Le pregunté a la señora si necesitaba ayuda y me dijo que ya venía la ambulancia.

Creo que mucha gente sigue pensando que el mundo es plano (y no me refiero sólo a su encefalograma). En un mundo como un plato, no cabe norte, sur, ni el problema de que unos están arriba y otros abajo. Sólo les preocupa ese plato y, claro, que por otra parte esté bien lleno.

Ufff, perdón por el tostón. Me he embalao...

Claro

Anónimo dijo...

Afortunadamente y para desquitarnos de tanta miseria, siempre nos quedará el alivio de El Corte Inglés.
Y este año hasta con lucecitas preciosas y con muchíiiiiissssimos colores. Y allí ¡ ya es Navidad !

Bueno, es Navidad desde mediados de noviembre. Por lo menos.

Estoy pensando en cuánto me voy a gastar para vivir a cuerpo de rey y por estas fechas tan magníficas.

Y a los mendigos, pues que los manden a Cáritas. También hay fábricas de cartones: y así estarán hasta calentitos.

Viva mi vida. Y a los demás que les zurzan. EgoAlfa.

Anónimo dijo...

Bomarzo, gracias por hablar de todo esto tan importante. Gracias.

Tendrías que saber la necesidad de cariño, de calor humano que necesitan estas personas que viven en la calle; porque más que alimento y alojamiento necesitan compresión, perdón, mucho cariño, mucho...

Nefer dijo...

Y es tan fácil mirar para otro lado cuando lo tenemos todo...

Bomarzo, me ha encantado este post, lleno de sensibilidad y tan crítico y duro a la vez; la frase "abriendo la jaula de la que volaron pájaros de cordura hacia puertos lejanos" es de lo mejor que te he leído. Preciosa la metáfora.

Besillos.

Bomarzo dijo...

Claro, habría mucho que decir al respecto.
Alfa, muchas contradicciones.
Pinar, me alegra volver a "verte".
Nefer, un placer. Ah, la metáfora tiene una inspiración en una canción de Ismael Serrano.

Anónimo dijo...

Yo los veo en Pajaritos. Lo hacen todo a la vista de la gente: sus peleas, sus celos, sus necesidades, su sexo... todo en los alreddores... Muchas veces me he preguntado qué, cuándo y por qué se rompió ese algo que dice Bomarzo. Me aterra que a los míos se les pueda romper algo parecido.
Rigoletto