miércoles, 25 de febrero de 2009

Nicolás Castellano y la verdad de un sueño

No me gusta hablar de mi oficio. Los que nos dedicamos a esto del periodismo, de la información, en cualquiera de sus facetas, nos encanta hablar de nosotros mismo. Somos de conversación endogámica y unidireccional. Abrimos debates que sólo persiguen demostrar cuánto trabajamos y en qué pésimas condiciones lo hacemos, en un bucle del que parece imposible salir. En mi caso procuro no ser asiduo de estos temas. Quizás por falta de recursos, no niego algo de desmotivación, pero fundamentalmente porque me aburre sobremanera esa conversación.


Pero hoy espero que me permitáis que hable de periodismo. Alguno de vosotros se ha definido alguna vez como periodista frustrado y en vuestras entradas se puede apreciar esa inquietud por contar, por compartir, auténtico motor del oficio. Esa gasolina que os mueve es la que a mí me falta. He perdido fuerza, le he perdido cariño a la profesión. Desde hace unos meses me siento minúsculo y no me veo informador, “cuentacosas”, periodista. Sin embargo hoy se ha encendido una luz. Sé que no va a permanecer mucho tiempo encendida, pero he querido de disfrutar de su claridad el tiempo que ha durado.





Hoy he asistido a una conferencia del periodista de la Cadena SER Nicolás Castellano. Ha venido a hablarnos sobre la inmigración en pateras o cayucos y su tratamiento informativo por parte de los medios. Ha sido una charla de las que me gustan, repartiendo hostias por doquier, mostrándose crítico con todos, llamando al pan, pan y al vino, vino. Le ha dado a Fernández de la Vega, a Rubalcaba, a Zapatero, al PP. No se ha quedado nadie sin rapapolvos. Ha sido autocrítico, ha sido constructivo… En definitiva, ha sido periodista: un tipo comprometido con la verdad de la que sólo le preocupa alejar de la fría estadística y ponerle un rostro que nos sonroje a todos.



Castellano me ha hecho ver lo que yo quería ser cuando de pequeño grababa en mi viejo radio cassette mis programas de radio. De aquellos sueños apenas queda nada y hoy parte de mi fe se ha quedado en un camino lleno de piedras. Pero me he sentido reconfortado al ver que alguien, con un valor extraordinario no ha sido capaz de rendirse y ha optado por un compromiso con la realidad, a la que presenta batalla en un esfuerzo por no aceptarla sin, al menos, darle algo de batalla.

Un saludo desde mi jardín.

Bomarzo con envidia

8 comentarios:

María Martín Calvo dijo...

Yo recuerdo aun una frase que se me quedará grabada para toda la vida que un PERIODISTA no hace mucho (o al menos eso quiero pensar) decía al inicio de tooooodos sus programas de radio: "Bienvenidos y Bien hayados"... ese periodista que estaba en todos los momentos importantes de la vida social, política y semanasantera de granada. Por PERIODISTAS como ese, los que no lo somos, nos sentimos un poquito más cerca de lo ocurrido... bueno o malo, pero con la sensibilidad que a muchos cuentascosas tienen.

Besos Nazaríes...

Anónimo dijo...

Es muy fácil amar una profesión cuando recibes palmaditas en la espalda, cuando te sientes admirado, cuando te crees un experto....pero nadie puede dominar una profesión en poco tiempo, a veces ni una vida es suficiente.
Es dificil sin embargo, enfrentarse a nuevos retos, equivocarnos, no recibir aplausos ni reconocimientos...y sin embargo, seguir amando lo que haces, sentir que la elección ha sido correcta...... aunque todavia tenga tanto que aprender.

Vélez.

Anónimo dijo...

como lía, yo recuerdo un periodista con el que comparti muchas horas de radio, que dabamos caña, como castellano, y que gozaba con lo que hacía, amigo juanjo, luego la vida le ha deparado otros derroteros pero ese epíritu crítico y contador de cosas, no se pierde, y si llega el día, coge tu viejo casette y vuelve a grabar tus programas de radio. un abrazo

SGCI. dijo...

Es difícil encontrar el equilibrio entre el periodista mamporrero que no deja títere con cabeza y el amable felador. Hay mucho que aprender de los Medina, Alcántara, Ortiz, Araujo...

Bomarzo dijo...

Lía, qué tiempos... Uffff. Ojalá lo viese de nuevo, Antonio.
Vélez, tomo nota.
Dónde me situas, Gu.?

SGCI. dijo...

Antes, me recordabas a Modesto Barragán.

Bomarzo dijo...

Tipo al que aprecio, Gu... pero sigo sin saber cómo me se me ve, hermano.

Anónimo dijo...

Pues no te vamos a consentir que te nos vengas abajo... Tú que has nacido periodista de los pies a la cabeza, que lo llevas en la sangre y que, además, eres muy, muy bueno. Busca la luz donde sea, pero ¡búscala! Hazlo por los que tanto tiempo te han seguido y por ti.

Claro