El retorno de Lance

Nunca me han gustado los toreros que anuncian retiradas y regresos a los ruedos en función de la velocidad con la que desinflan su cartera. Si uno dice que se va, se va y punto, porque al regresar corre el riesgo de mandar su imagen, labrada a golpe de esfuerzo y trabajo, a freír espárragos.

Lance Armstrong dice que el año que viene regresa al ciclismo profesional y, aunque no se confirma, pocos dudan que también lo hará al Tour. El siete veces vencedor de la ronda gala dice que el cuerpo le pide marcha y que se siente preparado para volver. A eso, sin duda, hay que añadir la morterada de billetes que la organización del Tour va a dar al yanqui para animar una carrera que lleva varios años sin dueño y en la que los españoles llevamos la voz cantante. Esto es un barrunto.

El regreso de Armstrong dará ingresos al Tour, audiencias millonarias, morbo, sin duda. También ayudará a la lucha global contra el cáncer, principal motivo por el que dice volver. Pero ¿qué pasará con el ciclista? ¿Se arriesgará a hacer un estreptitoso ridículo? Lo dudo. Entonces, ¿no pasará ningún control antidopin? Me extraña. Todos sabemos que la sombra del positivo ha planeado mucho sobre este hombre que, ¿vendrá a resarcirse de lo que se ha dicho de él en los últimos años?

Sinceramente no me parece serio. Su imagen, la de Lance, superando un cáncer y ganando a lo grande, haciéndose el rey de la carrera más importante del mundo vale mucho más que estas fanfarrias propias de un showtime televisivp y no de un deporte tan serio y depauperado como el ciclismo. Habrá gente a quien esto les parezca genial. A mí, sencillamente me parece ridículo.

Todo esto me suena a la crisis mundial de creatividad que atravesamos. El mundo de la música en España es bastante significativo de lo que digo. Para buscar éxito hay que reeditar lo que hace años ya se hizo. Vivimos una época de "revaival", ¿también en el deporte?

Un saludo desde mi jardín.

Bomarzo