Supongo que debía ser demasiado estridente para una tapia con tanto glamur como la del cementerio. A lo mejor algún nostálgico quiso llevársela de recuerdo. He de reconocer que el sistema de la silicona no era el mejor soporte, pero a nadie, al menos eso pensaba yo, podía molestar su presencia. Simplemente decía "En homenaje a los fusilados...". No hacía mención si quiera a que esos fusilados eran represaliados, asesinados. No. Hablaba de fusilados. Pero es evidente que, más de 70 años después, esas cosas siguen escociendo y es complicado de entender pues contaron con el favor divino, ya que salvaron a España en una cruzada que la convirtió en la vigía de occidente, y, ya que Dios estaba con ellos, cómo les molesta tanto que se recuerde...
Sin embargo a alguien no le gustó que allí, el lugar donde fueron acribillados miles de paisanos, se levantara un modesto, modestísimo recuerdo a su memoria.
Ya saben, las cosas de Granada.
Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo con memoria.
Esa maldita música del demonio
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siguiendo el método de la biblioteca de Aby Warburg, la situaría entre ‘El
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Hace 16 horas
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