En Italia están pasando cosas, cosas muy graves que, en algunos casos recuerdan a la parte más tétrica de la Historia europea. La Comunidad Internacional está presionando al régimen de Berlusconi para que no rebase ciertos límites, pero me temo que poco se puede hacer. Este hombre y su gobierno es feliz en esa cuerda floja que separa que lo separa de la primera página de la prensa internacional y la más flagrante ilegalidad.
Las prostitutas son uno de los objetivos. La mano del ultracatolicismo está detrás. Nadie se engañe. Es mucho mejor culpar a una puta que atacar al cliente. Eso significaría autoimputarse, algo impensble en esas sociedades de doble moral.
Malos tiempo para la lírica, también para la libertad, también para la democracia.
Un saludo desde mi jardin.
Bomarzo preocupado.
6 comentarios:
Joder...
Lo peor de todo es que los ciudadanos italianos miran, impasibles todo ese horror y error. Tan contentos porque Berlusconi está quitando la mierda de la puta calle, y llamo mierda no a lo que publicas y denuncias en tu blog, si no a la gente que estéticamente y socialmente no le interesa (no quiero ofender a esa gente, que para mi merecen todo el respeto posible, y no puedo decir lo mismo del señor presidente de Italia). Así va el país... estoy con Nefer...
La identificación de huellas a los gitanos no me parece ninguna locura... todos, en España, lo estamos. Es algo más que racional, pienso yo.
Sobre la deportación de rumanos... pues bueno; yo lo haría con todo aquel que delinca, desde luego; pero así por que sí, pues es aplicar un prejuicio claro.
Y sobre la prostitución... pues si se quiere eliminar la prostitución que se haga, pero los derechos humanos deben estar por encima de cualquier plan de gobierno.
Expresiva, Nefer.
Gonsaulo, indentificar a todos está bien, pero por qué a unos sí y a otros no?
Bueno, en ese caso la cosa cambia bastante.
Pero vamos en España son ellos los que tienen una serie de "ventajas", como el regalarles casas o la factura de la luz... ¿por qué a mi no? (es otro tema, pero tiene en cierta manera que ver)
He escrito y borrado mi comentario al menos diez veces. Y, ésta, la undécima vez, sigo sin poder escribir nada coherente (y que no caiga en las palabras más soeces y mezquinas) que reflejen toda mi indignación.
Buen martes, amigos
Claro
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