La nariz de Letizia. Una operación muy real.

Los que me conocéis sabéis de mi condición de republicano. Es una condición trabajada. El resultado de una evolución. Un convencimiento adquirido con el paso del tiempo. Una toma de conciencia sobre el hecho de que en democracia no es lo más democrático que la genética determine quién es el Jefe de un Estado. De todas formas, creo que, como alguien escribió alguna vez, nuestra monarquía parlamentaria es lo más parecido a una República que este país se podía permitir.

De todas formas, mi republicanismo no me conduce a ningún extremo. No soy antinada. Me parece absurdo malgastar tiempo y esfuerzo en colocarte frente a algo por el mero hecho de pensar lo contrario. No obstante eso no me exime de mi derecho a la crítica.

Toda esta introducción viene a cuento de Letizia y su nariz. Mi compañera de IDEAL, Rocío Mendoza escribió esto en su blog, 24 horas antes de que se diera a conocer la noticia. No hay nada que se le escape a una mujer. Mucho menos si son varias las que maquinan.

La Casa Real pretende que nos creamos que la nariz de la asturiana princesa de Asturias ha tenido que repararse porque el aire real no circulaba realmente bien por sus reales. Y eso qué tiene que ver para que la suya ya no sea una nariz aguileña? Pero vayamos más allá. Qué le ha pasado con la barbilla? Que al tirar para arriba de la nariz ha descompuesto el resto de la cara?

Cuidado con estas cosas porque a la gente no termina de entrarle en la cabeza según que tonterías. Bastante que ya tengamos que mantener con nuestros impuestos la "estresada" vida de la familia como para que ahora, con mi dinero le paguemos caprichos estéticos a una señora que no se siente bien con su cara. Por ahí sí que no paso. Vamos, que como diría Ozores: "¡No hijo, no!".

Al final tendrán razón aquelos que baticinaron que Letizia traería la III República. Como siga en ese camino la traerá, pero por la peor de las vías.

Un saludo desde mi jardín.

Bomarzo un tanto irritado.