Intercambiador de Moncloa.
La gente aparece por todas partes. Gente que corre, que sólo piensa en el destino de sus pasos.
Siempre me han dado miedo las estaciones, miedo a ser atropellado, a perderme.
El ruido de los trenes, el olor a monóxido de cárbono actúan de sedantes y, al igual que el resto, corres, andas sin pensar más allá de la meta de tus pies. Actúas de forma automática.
El subsuelo es otro mundo. No conozco el Metro de Madrid. Me pierdo. Me siento un pardillo. Busco mapas, planos que me digan la dirección que debo tomar. Llevo dos meses dando rodeos de forma continua, creando mis propias líneas rectas que para nada son la distancia más corta entre dos puntos.
Mientras busco un lugar en el que huir de la vorágine, mientras aparto la mirada de las decenas de personas que cada segundo se cruzan en mi campo de visión en cualquier dirección, una mujer, como si de un predicador se tratara, quiere captarme para el Círculo de Lectores. Me dice: "tienes pinta de ser lector, ¿te interesa el Círculo?" Miro mi mano. Llevo un libro atado a ella. Se ha convertido en mi salvavidas en esa tormenta humana del intercambiador de Moncloa. Le miento y le digo que ya soy socio, que llega tarde. Intento ser amable. Me deja en seguida y acude a por otra víctima potencial con el mismo argumento. Debe funcionarle o anda escasa de imaginación.
Casi sin darme cuenta ya estoy en el andén a punto de subirme en un tren atestado de más personas. En ese espacio tan reducido es donde la soledad humana de las grandes ciudades se hace más patente. Un ser humano aislado en unos auriculares, con la mirada perdida en un libro -yo he desatado el mío, de Josep Pla. Otros leen a Follet o a Ruiz-Zafón. Hay quien se dedica al papel couché-. Eso es el Metro. Casi nadie habla. Ojos al suelo. Los míos buscan cruzarse con otros para detectar si hay vida detrás de un viaje en Metro. Los que lo hacen son fríos, parecen perdidos, tal vez sigan hipnotizados. El resto se aísla.
"Próxima Estación Horaleza". Nos habla el tren. Estoy a punto de salir a la superficie después de una hora entre túneles y sonidos eléctricos. Salgo expectante, como si, quién sabe, el paisaje que me reciba en el exterior me anunciara algo desconocido, incluso terrible. Y es Madrid, otro Madrid distinto, pero Madrid al fin quien me saluda.
Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo
Tratamiento para el cáncer con Lorelin
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El cáncer es una de las principales preocupaciones de salud a nivel
mundial, y su tratamiento ha evolucionado significativamente en las últimas
décadas. ...
Hace 12 horas
15 comentarios:
La urbe, cada vez más monstruosamente deshumanizada...
Rigoletto
Aunque sea off-topic, una aclaración sobre tu comentario en el blog de Pepiño Blanco;la frase de "fútbol es fútbol",no es de Molowny(que no "molovni"), si no de Vujadin Boskov.
Los "concetos" son los "concetos",....que diría ese gran intelectual gallego.
Rigo, es parte de su encanto.
Natalia, muy acertado no estuve, la verdad.
Bienvenida.
un saludo.
El metro es todo un mundo. Nunca olvidaré la descripción del de Moscú que aparecía en una novela cuyo título, sin embargo sí he olvidado.
Pues a mí me encanta Madrid. Cuando tomo el metro en Hortaleza y en minutos estoy en otra parte de la ciudad... En otros dos instantes, en otra. Y luego en otra... Y así hasta el infinito. Y lo mejor de todo: el metro es un espectáculo humano. Decenas de personas diferentes que callan y miran... Que no hablan pero que dicen mucho. Todas ahí juntitas para que yo las observe e imagine sus vidas. Me fascina.Soy así.
Bomarzo, a ver si es verdad que nos vemos en HOrtaleza un día.
Besos.
Jesús, es todo un mundo, sin duda.
Rocío, un placer verte por aquí. A mí el metro me encanta. Son las estaciones en hora punta las que me imponen respeto.
Espero que sea en hortaleza o en cualquier otra estación. Sería, en cualquier caso, un placer.
Bomarzo, no te acerques a las vías...
Las tres veces que he cogido el metro en Madrid he ido como zombie, perdida en ese entramado de pasillos, escaleras, flechas indicativas... ahora, lo que más me gusta en montarme con mis auriculares y abstraerme completamente, aunque igual lo hago en un autobús.
Gran entrada Bomarzo, ya sabes lo que me gusta leerte.
Besillos
Madrid es un monstruito que te gustará, seguro. A fuerza de vivir aquí, mi ser provinciano cambió tanto que ahora tengo el campo en el deseo y el humo siempre en las narices. Espero que te vaya bien, y que hayas cambiado desde que te conocí. La persona que conocí entonces parecía un buen tipo, pero acabó por endiosarse. Ah, por cierto: no digas que eres periodista, por favor. Digamos que eres un abogado que se aprovecha de cierto vacío legal para ejercer de periodista. Yo no tengo la carrera de Derecho, y no puedo ejercer de abogado, ¿sabes? Y ahórrate eso del artículo 20 de la Carta Magna. Es tan genérico como el deseo que hace a una mujer ver una polla en los restos de un perrito caliente. Oh, un consejo: muévete por Huertas y Malasaña. Te encantará. Y corre un poco, que la última vez que te vi estabas fondón.
Un abrazo.
Ayer. Linea 5. Hora aproximada 19:30. De Suanzes a Pirámides. 40 minutos espachurrado entre animales del Frente Atlético. El Miedo.
Gu.
El metro me asusta y me atrae, la velocidad, los desconocidos, la oscuridad siempre probable, los ruidos. Pero cuando escribes de Madrid, aunque sea del subsuelo, me gusta más Madrid
No sé por qué, pero me ha encantado esta entrada... o tal vez sí.
Un saludo, Bomarzo
Demasiado desorden organizado por los madriles... me considero una mujer cosmopólita y eso de Madrid creo que me vendría grande...
Gracias a todos.
Anónimo, aunque habría que decir anónima. Tienes razón en lo de fondón. Puede que tengas razón en lo del endiosamiento. No sé si tienes razón en lo de los perritos y las mujeres. Allá tú. Y deja ya el tema del titulito, que estás muy pesada.
Querido Bo:
Me encanta Madrid, he vivido allí, pero me caen fatal los madrileños que van de madrileños, afortunadamente son una minoría...
Me encanta tu blog, sabes que soy visitante habitual, pero no soy la única, a veces "se cuela" algún anónimo/a, afortunadamente son una minoría...
Me encantan las entradas como estas, las disfruto y difundo como obras de arte que son, pero la miel no se ha hecho para la boca del asno y hay quien lo demuestra, afortunadamente son una minoría...
Con cariño desde los amigos y amigas que disfrutamos contigo, con tu saber plasmar tus conocimientos con tu arte y enganchados/as a tu "sentido y sensibilidad", que afortunadamente somos una mayoría.......
un besote
Vane
Vane, cuánto tiempo. Cree que lo que de verdad me importa es que hayas vuelto por aquí, no lo que digan o dejen de decir. Llevo mucho tiempo en esto de los blogs. Estoy acostumbrado a que gente que me conoce se esconda, se escude en el anonimato para meterse conmigo. No problem. No ofende quien quiere, sino quien puede.
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