El orgullo de ser andaluz

Llevo dos días viendo al maestro Gabilondo y, debo reconocer que me esoy enganchando, de la misma manera que quedé abducido por el Hoy por Hoy. En aquella época se me podía acusar de corporativista, pero hoy nada me une a Iñaki ni al grupo de empresas que representa, salvo el cariño y el reconocimiento profesional al grupo PRISA. Pues eso, que llevo dos días viendo a Gabilondo.

48 horas con Iñaki dan para mucho. Con su traytectoria y con su edad se puede permitir ciertos lujos. Cierto que siente una antipatía personal hacia ciertos elementos gaviotiles que le nublan la razón, pero quién no tiene sus manías. De todas formas, más allá de eso, sus informativos son geniales.

Como decía llevo dos días viendo a Iñaki y debo reconocer que ayer me sacó los colores. Al fin alguien hizo que Andalucía brillara con luz propia, no por sus ferias, ni por su arte, ni por su salero, ni por todo aquello que Canal Sur se empeñan en vender de nuestro pueblo. Iñaki, todo un vasco mundial, dio la noticia del nacimiento ayer de un bebé en Sevilla concebido para curar a su hermano mayor como uno de los grandes logros de la sanidad española y que demuestran, dijo, el nivel alcanzado por el sistema sanitario andaluz, pionero en España en el trabajo con células madre desarrollado con el recién nacido.

Andalucía, siempre lo he dicho, es mucho más que la charanga, mucho más de lo que se dice de ella, y eso es algo que los andaluces nos debemos creer. Los trabajos que se desarrollan en Sevilla, el PTS de Granada, los bancos de células madre, el Reina Sofía de Córdoba... son sólo algunos ejemplos de lo que digo.

Nuestra tierra ha alcanzado por derecho propio cotas de desarrollo que la han situado al nivel de las regiones tradicioalmente ricas. Era tanto el retraso que aún quedan cosas por hacer. Esto no implica que nuestro SAS sea una maravilla y que no cometa errores. Pero piénsese dónde estábamos y miremos dónde estamos. Si nuestro gobierno autonómico vendiera mejor esa parte de nuestro crecimiento y se dedicara menos a ferias y mantener un ente autonómico pensado sólo para una mitad de Andalucía y que, además no refleja para nada la realidad de esta tierra sino que se dedica a dar pan y circo, nos haría un favor a todos. Debería hacer un esfuerzo para que esa otra realidad, la científica, la moderna, la de vanguardia, se conociera en el resto del Estado un poquito mejor y así evitar supersticiones malévolas y malintecionadas.

El andaluz debe sentirse orgulloso de su historia y de cómo es. También de sus ferias, de su cultura en definitiva, pero ha de alejar su gen de subdesarrollo, el mismo que le hace estar acomplejado ante todo lo que viene del norte de Despeñaperros y mirar cara a cara a todo aquel que lo prejuzga, pues en el fondo nos envidia, y decirle que nuestro pueblo es ahora parte del carro que tira de una España más moderna gracias a Andalucía, al esfuerzo andaluz.

Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo andaluz.