A veces me gusta saber qué piensa el "
enemigo". Es un ejercicio muy saludable que me permite reforzar buena parte de los elementos de mi discurso y, cómo no, sacar punta a otros menos consistentes y que lógiamente no son verdades absolutas. En cualquier caso, la búsqueda de esos pensamientos no los puedo encontrar en el
PP, demasiado liado en sus cuitas internas, nunca bien resueltas y que pasan por Gürtel, Gallardón, Valencia, Cobo, la Marquesa y
un personaje homófobo al que se le remueve la laca tras ell ridículo espantoso cometido en versión 2.0 y al que todavía no se le ha ocurrido pedir perdón por sus patochadas en Red.Pues bien, ya que del
PP no saco nada en claro, acudo a sus
corifeos que facilitan bastante las cosas. Suelo aterrizar en
Intereconomía, la cuál quiere ocupar un nicho -nunca mejor dicho- en el ala más radical de la derecha patria. Por la tarde emitían un programa llamado "La Tertulia" que permite, como en el blog de "
Príncipe del Flequillo", mensajes de los indignados españolles de bien, preocupados por el devenir de la sacrosanta España en manos de los incultos hombres y mujeres de izquierda.
Pues aún no salgo de mi asombro cuando alguno de los
tertulianos, cuyo nombre no pretendo recordar, decía que un paro de más de 4 millones no ha provocado una
Revolución, algo a lo que animaba, por culpa de las políticas sociales, que actúan con un efecto narcótico. Toma del frasco, Carrasco. El Estado del bienestar adormece a la ciudadanía, por lo que, he de imaginar, hemos de acabar con las prestaciones sociales, si queremos una sociedad despierta. Ya se sabe que el hambre agudiza el ingenio.
Dicho ese comentario, el
sms en pantalla no tardó en llegar: En España hay tanto fraude fiscal porque no se quiere pagar a tanto vago. Ya sabeís. En España hay
4 millones de vagos que han deseado, así, por las buenas, dejar de trabajar para que Zapatero hunda al país. Y digo, con esta derecha, ¿quién necesita circos?
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