jueves, 11 de diciembre de 2008

Muerte en directo

Anoche, un canal de televisión ofreció en directo el suicidio asistido de un enfermo irreversible en el Reino Unido. Es obvio que hoy todo es imagen, todo es espectáculo. Fenómenos como "Gran Hermano" abrieron la puerta a un género televisivo que se alimenta de lo íntimo. Hemos perdido el pudor y cada vez nos avergonzamos de menos cosas. Ni siquiera de morir en directo.

¿El fin justifica los medios? El matrimonio británico protagonista de la iniciativa televisiva quería concienciar al pueblo sobre la importancia de una muerte digna. Audiencias millonarias verían el fallecimiento de una persona, pero pensarían de verdad en ese derecho? Se abriría el debate deseado?

Sobre mi vida sólo debo mandar yo. Soy yo quien decide si quiero vivir o no. Lo siento, pero carezco de fe para depositar mis esperanzas en un ser supranatural y omnipotente. Por tanto, llegado el caso, no quisiera que nadie se interpusiera en entre mis deseos y la voluntad de llevarlos a cabo. El problema está en la necesidad de un tercero para poder ejecutar esa voluntad. Hoy, a tenor de nuestro ordenamiento jurídico eso sería un homicidio, pero se olvida que hay un ser humano que quiere disponer de su vida y que no puede hacerlo. Le es materialmente imposible. Por tanto ya es hora de que el Estado se deje de hipocresías y asuma un rol que se le exige y del que es necesario sacudir los preceptos moralistas que lo adornan. Es el Estado el que debe garantizar mi derecho, no sólo a una vida digna, sino a una muerte digna y la dignidad de una muerte -o de una vida- es algo bastante objetivable. El Estado debe asegurar, garantizar que se muere como realmente se desea.

Al menos esa es mi opinión. Otras consideraciones merece el hecho de una cámara de televisión dando en directo todo, la banalización de la vida, eso de que el fin justifique el empleo de cualquier medio.

Qué opinas tú?

Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo por la muerte digna.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muerte digna...Vida digna...
No todos tienen la posibilidad de tenerlas... Comparto tu opinión aquí dada al respecto. Debiera ser un derecho universal, como el de la vida, tan sólo porque forma parte de ella. NO es cuestionable. Es y punto.
Todos tenemos derecho a elegir la forma en que queremos morir, aunque no siempre se puede; desconocemos cuándo y cómo. Puede ser dentro de un rato, horas, minutos, meses, años. Quizá sólo quepa la posibilidad de que nuestros seres queridos y cercanos conozcan nuestros deseos porque hayamos hablado antes de ello. Se teme hablar de la muerte ¿por qué si es parte de la vida?
Es un tema tan controvertido y tan extenso el que tocas que no cabe aquí todo lo que se podría hablar sobre ello. Se me dispersan los pensamientos sobre el tema porque, de alguna manera, me toca aún muy cerca. Decidir sobre cómo paliar el dolor y el sufrimiento en una persona es algo tan humano como duro. Pero al final te aseguro que te hace sentir feliz y seguro de haber tomado la decisión correcta, porque no es sólo ese momento en el que se decide "ayudar a morir dignamente", sino todo lo vivido con anterioridad a ese momento cuando la enfermedad ha sido larga y dura y se acompaña y te duele. Se teme al dolor, más el del alma, como a la misma muerte, que sólo es un paso, pero que alivia....
Hacer de todo esto un espectáculo me parece del todo indigno y cruel. Perdemos los papeles; no se valora, porque apenas se cuestiona.
En fin, creo que me extendí demasiado, y no sé si lo que dije aquí lo expresé adecuadamente.

También se ama cuando ayudas a morir en paz.

Saludos, desde tu Sur.

Gonsaulo Magno dijo...

No tengo un a opinión claramente formada sobre el tema.

El hecho de desearse uno mismo la muerte es algo totamente legítimo. En un sentido ampliamente liberal, cada uno ha de ser responsable de lo suyo, de su vida, cada uno habría de escoger lo que desea para sí mismo. Y a esto se está tendiendo en la sociedad: a una insolidaridad y a un egosismo atroz, donde sólo nos importamos nosotros y el único punto de vista que ha de tenerse en cuenta es el nuestro; cosa que el Estado no puede ni debe permitir.

La ética de un Estado va en sentido de prevalecer y garantizar la vida de cada uno de sus ciudadanos. Es capaz de movilizar equipos de emergencia, de rescate, movilizaciones diplomáticas, etc por tan sòlo uno de sus ciudadanos; siéndolo mucho más fácil, más práctico y por supuesto más barato (en dinero y esfuerzo) desentenderse de esta vida que corre peligro. Al fin y al cabo, para el Estado es una vida más, unnúmero, una cifra.
¿Sería coherente por tanto que por un lado se luchara a diestro y siniestro por la vida de sus ciudadanos, y por otro se permitiera la muerte a todo aquel que la deseara?
La respuesta, para mi, es muy clara en cuanto a personas que son auténticos vegetales. Pero el hombre tiende a desvirtuarlo todo, y a mi no me sorprendería que la manipulación pudiera dar lugar al exterminio supuestamente voluntario de una cantidad de la población (sectas suicidas, totalmente legalizadas).
Creo que es un tema delicado, donde hay que hastar cuidado, no en situacines donde es totalmente clara la opinión, si no en prevenir supuestos casos de malinterpretación de la ley, manipulaciones y otro tipo de miserias de la especia humana.

Un saludo

Nefer dijo...

Para concienciar de una muerte digna hay que retransmitir en directo un suicidio asistido? eso es digno? eso no es vulnerar la intimidad del enfermo que va a morir? por favor, me parece aberrante!

Gonsaulo Magno dijo...

Me temo que fue él el que quiso...

María Martín Calvo dijo...

La muerte siempre a de ser digna, pero de ahí a ser ya un espectáculo... estoy completamente en desacuerdo. La muerte es algo íntimo y personal...


Jardinero... besos nazaríes.

Bomarzo dijo...

MJ, por eso lo he puesto aquí, para que hablemos y debatamos. No te preocupes por la extensión. Ambos pensamos casi igual, verdad?

Gonsaulo, amigo Gonsaulo, el Estado debe garantizar la vida, sin duda, pero es que la muerte forma parte también de la vida. Por tanto, ahí debe estar también.

Nefer, fue la familia la que lo organizó.

Anónimo dijo...

Ya que no decimos venir, al menos que nos permitan decidir cuando y cómo irnos.

white dijo...

Controvertido tema, la eutanasia es el derecho de decidir sobre la propia muerte de uno cuando las condiciones de vida son casi nulas (supongo que si no sería suicidio), pero qué pasa cuando en esos mismos casos deciden por nosotros.
Yo no quisiera prolongar artificialmente mi vida, pero ese es mi deseo, ojalá no tenga que decidir.