Parto de la base de que me da igual lo que anuncie un autobús mientras sea legal, es decir, mientras no contravenga ningún principio del ordenamiento jurídico. La idea de que se pudiera leer por la calle un mensaje que dijera “Es probable que Dios no exista. Disfruta de la vida”, no sólo me parecía divertida sino, en ocasiones necesaria, pues el ser humano anda demasiado atado por una serie de entelequias indescifrables que impiden su completo desarrollo. Era innegable que en la patria de Santa Teresa, de Torquemada, de Escrivá, el anterior mensaje iba a tener una réplica tarde o temprano. Bien, esa respuesta se ha hecho carne y ha salido de la boca de Rouco Varela quie inspirado por el Espíritu Santo de la intolerancia, no sólo no es capaz de poner la otra mejilla, sino que opta, como siempre, por partírsela a quien no piensa como él.
El insigne cardenal quiere que la libertad de expresión se limite y entiende que el mensaje que habla de la posible inexistencia de Dios ofende a los que siendo creyentes pueden leerlo. Claro está que no tiene nada que decir sobre las miles, decenas de miles de personas que nos podemos sentir ofendidos cuando vemos la presencia de “su” Dios en todos los ámbitos de la vida pública. Los ateos, los agnósticos, los no creyentes, los laicistas no tenemos derecho a ofendernos. No somos más que personas equivocadas, aquejadas del mal que corrompe al hombre hoy día: el relativismos. Somos personas que nos condenamos al fuego eterno y que rechazamos la Verdad, la suya, claro, la cual debe ser más verdad que las demás, pues los demás creyentes carecen del mismo derecho a ofenderse pues el Dios que se publicita ni siquiera es compartido, es el católico.
No estaría de más que alguna vez, la jerarquía de la Iglesia Católica supiera reconocer que su Verdad es tan válida como la de cualquier otra fe, como la de cualquier otra persona que carezca de ella. Mientras ello no sea así seguirá alimentando un discurso de rechazo, carente de respeto y que alejará más a sus jerarcas de una realidad ya demasiado lejos de su miope punto de vista.
Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo laicista.
8 comentarios:
De acuerdo con tu artículo.
Nadie, ni nada me ha dado pruebas de que dios exista ahora, o en el pasado. Y quien menos pruebas me da es precisamente Rouco (el capataz).
Lo mejor del mensaje del bus es la segunda parte: "disfruta de la vida"
Ya que es imposible tener certeza de la existencia de una vida posterior a la muerte, disfrutemos de esta, ya que aquí podemos encontrar tanto el "infierno" como el "paraíso".
Amigo -a Alvar, sin duda, estoy completamente de acuerdo contigo. Por eso decía que el hombre nunca ha sido completamente libre y merece la pena intentar ser feliz sin pensar en vidas ultramontanas.
Con la iglesia hemos topado!
Ha habido tiempos en que el sufrimiento diario, la situación de precariedad, según la doctrina, podía ser la llave a la eternidad al morir, a esa plenitud y felicidad. En la edad media, a la iglesia, que obstentaba tantísimo poder, le interesaba este filosofía. Así se mantenían calladitos todos los que vivían en calamidad.
Mi doctrina es Colligo virgo rosas y Carpe Diem y, en esa línea, Más vale pájaro en mano, que ciento volando.
Si luego nos encontramos con una vida eterna, pues bueno, mejor haber vivido dos vidas en lugar de ninguna :-).
Claro
Nefer, sin duda.
Claro, con esa filosofía llegarás lejos.
Pues la iglesia "católica (cahótica), apostólica, romana y no se qué más" es la empresa mejor montada de la historia....
y hasta ahí puedo leer, porque puedo ofender a más de uno y más de dos...
De todas formas, para que no me tachen de atea o de intolerante... besos "nazaríes" al señor rouco (nazaríes entrecomillado, que quede claro)
¿Y yo que pienso que todas estas campañas las provoca e incluso financia la propia iglesia para que se hable de ella? Aunque sea mal, siguen capitalizando los focos
Y se me haya pasado esta entrada a mí, precismaente a mí... Leete mi relatillo de hoy: verás lo que tenfgo que decir de la calse sacerdotal.
Besicos, compae.
Rigoletto
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