Os dejo el artículo que ha salido hoy en IDEAL y que abre una colaboración para toda la semana. Coger mi coche, bajar las ventanillas, poner el último cd de la Banda de las Tres Caídas, acercarme a la rotonda del nudo de Manoteras, mi barrio en la capital del Reino, y darle vueltas como un trompo. Eso he tenido que hacer durante esta Cuaresma para intentar acercarme en algo a los ambientes que seguro se han podido vivir en mi ciudad, a 500 kilómetros de mí. Ir conduciendo con los ojos cerrados no es nada recomendable, pero como se trataba de imaginar, el ambiente recreado por la radio de mi vehículo ayudaba a transportarme a las cercanías de la rotonda en la que cada año ensaya la granadina banda del Despojado, o las deshabitadas avenidas del Florío, en la Chana, donde los chavales de la del Gran Poder hacen callo en sus jóvenes labios esperando la llegada del Domingo de Ramos. Más allá de eso, poco más. Porque una Cuaresma en Madrid es más sosa que la trasmisión de un campeonato de ajedrez. No hay ensayos -claro que no me imagino una parihuela cruzando la M-30 esquivando y siendo esquivada por una jauría de enfurecidos madrileños pensando que llegan tarde a todas partes. Tampoco hay traslados, ni víacrucis, ni pregones. Este año todo ha quedado diluido. El olor de incienso sólo se imaginaba, aunque el sueño desaparecía cuando el autobús vomitaba su dióxido de carbono sobre mis narices, olor mucho menos agradable, sin duda. Mi imaginación de friki y cofrade en el exilio sustituía los claxon de los coches en el atasco de cada día por el solo de Bulería de san Román, y cuando, en el Metro, la fría voz anuncia que la próxima estación es la de Pinar de Chamartín, imaginaba que se trataba del florido verbo del pregonero primaveral loando las virtudes del costalero en el Zaidín o anunciando la futura coronación canónica de la albaicinera Madre de la Aurora. Afortunadamente, las nuevas tecnologías tendían un maravilloso puente de medio millar de kilómetros entre las sombras rojizas de la Alhambra y la inmensa urbe madrileña y a través del canal cofrade de ideal.es y alguna que otra emisora de radio he podido saber cómo Granada sacaba su túnica nazarena del armario en la que se duerme cada año y, tras plancharla cuidadosamente y limpiar los restos de la cera del pasado año, la preparaba colgada en la percha que se coloca tras la puerta a la espera de la llegada de este Domingo de Ramos. Quizás por eso, por el mono que he tenido durante estos siete meses que llevo viviendo en Madrid, por ser la primera vez que no puedo estar en mi ciudad en estas fechas, cuando en compañía de mi familia visité la iglesia de los Jerónimos, junto al Prado, quise encadenarme en la capilla que alberga la réplica de las imágenes de la hermandad de los Gitanos de Sevilla. Vale. No eran de Granada, pero era lo más parecido que había visto a una cofradía y me dije: Juanjo, de aquí no te mueves hasta el Domingo de Ramos, que aquí no tienen ni idea de lo que es una bulla. Por cierto, que os dejo con otro vídeo de mi factoría. Santa Cena en Plaza de San Juan de la Cruz.
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décadas. ...
Hace 2 días
8 comentarios:
Estás tronao, compae. El otró día me decías que Madrid te había supuesto todo un hallazgo y ahora vienes con nostalgias ¡de las procesiones! No me entra. Lo respeto, pero no me entra.
Tal vez te venga bien desintoxicarte. O no. Tal vez te venga bien volver a tus raíces. ¿Quién soy yo pa meterme contigo?
Un abrazo,
y a ver el album que está creciendo en Facebook
Rigo
Compadre, lo que no tiene lógica, no la tiene y esto me gusta. Así de ilógico. No pretendas buscarla. No la tiene.
Granada tiene que estar triste sin ti, la llevas en el alma compadre, en tu espíritu soñador...
Un fuerte, fortísimo abrazo amigo
amigo, eso tiene estar lejos de lo que uno ama. comprendo que ahora le des más valor a las cosas que aquí tenias, yo tb pasé por ese trance, que no el de la cruz. come torrijas.
¿"Jauría de enfurecidos madrileños"?
Te gustaría leer en una crónica sobre la semana santa de Granada, que las calles son tomadas por una "jauría de piadosos granadinos"?
Con la caña que le das a la iglesia jamás hubiera pensado que fueras tan devoto, ver para leer.
Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino, Anónimo...
Alvar, te reconocería que es verdad...
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