Antes de rendirnos
fuimos enternos (Ismael Serrano).
Antes de rendirnos
fuimos eternos, ¿recuerdas?
Las paredes cedían a nuestras miradas
y en los huecos de los ascensores
rebotaban abrazos dados
en la oscuridad opaca de tu portal.
Los días de lluvia
buscábamos reflejos en espejos
destrozados como puzles infantiles
para hacerlos teatros
sólo aptos para mayores.
Los bancos nos abrazaban,
los adoquines nos elevaban,
los árboles tendían la humedad
resbaladiza de nuestros nombres
Las horas formaban parte del paisaje
en los bares donde dejábamos ebrios recuerdos,
colillas, tazas y caricias suspendidas
bajo las mesas cerradas con llave de memorias.
Cada noche apagábamos la ciudad
y nos protegíamos bajo la manta del silencio,
escondidos del pecado,
huyendo de lo prohibido,
dibujando sueños que nos llegamos a creer
y que rotos cortaron en mil pedazos
la valentía de sentir la eternidad
salvaje por la venas en las que tu perfume
viajaba sin miedo.
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