Ya lo dijo Rigoletto. No me va el nacionalismo, ni el excluyente ni el incluyente. Pero no puedo evitar sentirme andaluz y muy orgulloso de serlo: de ser parte de un pueblo abierto, respetuoso, humilde, sencillo. Quizás demasiado "domable", pero siempre dispuesto a abrir la mano a quien llega a su suelo.
Porque hoy es 28 de febrero, Día de Andalucía, día de mi pueblo:
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Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo andaluz
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Hace 11 horas
6 comentarios:
Juaas, Bomarzo, hemos coincidido a la hora de poner los post, que tratan el mismo tema, claro, el mío desde otra perspectiva, pero casi empezamos igual.
Yo me siento andaluza y hablo andalú.
Besillos.
¿Quién nos ha domado?
Escucha esta soleá:
"Dijo a la lengua el suspiro:
échate a buscar palabras
que digan lo que yo digo".
El pueblo que crea ese lenguaje, termina domando, amansando fieras.
Hoy he estado paseando una cañada real entre las Subbéticas y estaban los almendros a rebentar de flores, y, desde algún portillo, la lejana nieve de Sierra Nevada. ¡Una maravilla!
Feliz marzo.
Carlos Cano, andaluz por antonomasia, llevó cánticos de nuestra tierra allá donde fue.
Gracias a los tres... Qué bien huele nuestra tierra.
La generosidad es una virtud que nos pierde, o mejor dicho, que nos gana
Bomarzo, lo de sentirse andaluz, tal como lo entiendo yo, debe venir a psoteriori: despues de haber desechado mil prejuicios autocomplacientes, despojado el andalucismo de toda brizna de soberbia, de todo tono de superioridad.
Cuando el andalucismo se hay despojado de tanto ombliguismo, y s´´olo entonces, deber´´ioamos sentirnos felices de nuestra cultura.
Abrazos blancoyverdes.
Rigoletto
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