Visité la ermita del santo, vi el lugar que ocupó la casa familiar de Isidro y María de la Cabeza, compré rosquillas típicas, olí los entresijos y las gallinejas, me asfixié en el Metro hasta Marqués de Vadillo... hice fotos. Muchas fotos. Y de todas me quedo con una. La que tomé en un lugar más o menos parecido al que debió ocupar don Francisco de Goya y Cifuentes cuando pintó su costumbrista cuadro "La Pradera de san Isidro". Para el que no conozca la pintura, aquí la dejo.
Ahora os pido que veáis en qué se ha convertido Madrid, su Villa y su Corte, para deleite de los atléticos, claro.
Sutil diferencia, eh? Una más. Las majas han desaparecido y, como dijo mi amigo Israel, aquello parecía san Isidro de Bogotá. Resulta curioso ver niños sudamericanos vestidos de chulapos, pero al fin y al cabo, Madrid se hace mestiza y eso me gusta. La convivencia es posible y la contaminación cultural muy recomendable...
Un saludo.
5 comentarios:
También visité la pradera de San Isidro, en fiestas, tan solo una vez. No me gusta el gentío.
Lo que si está bien es que los chaveas de padres llegados de América se vistan de chulapos. Como bien dicen ellos "yo nací en Quito, pero mi hijito es madrileño".
Un saludo.
Tuvo que ser curioso.
Buen día,
Claro
Fue toda una experiencia...
¡Te estás haciendo más madrileño que madridista!
Eso nunca, amigo. Es más, creo que este domingo voy al Bernabéu...
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