Pues ya que ayer ni siquiera pude bloguear, quiero empezar desde los primeros instantes de este miércoles con mi cita de los Cuaversos. Espero que os guste...
paridas por este otoño embrionario
ensucian los cristales secos
de una vida estancada,
detenida en el andén fantasma
de un metro sin trenes.
Hace frío.
Son los primeros fríos.
Esos que tiñen las copas verdes de amarillo
y vacían los contenedores del alma.
Esos que invitan a vestir
de largo un beso
aromatizado de té rojo.
Esos que hacen emigrar los buenos recuerdos
siempre al sur.
Hace frío
y debo ser yo quien me abrace
de noche.
Fuera, contra las ventanas,
chocan las luces de las farolas
acabando con las sombras,
enmudeciendo los pasos,
iluminando soledades.
En mi colchón
no queda apenas nada.
Silencio. Puñados de silencio.
Madejas de pelo muerto
como peces a la orilla de la almohada.
Dos espaldas hablando idiomas ajenos,
dos soledades convexas
que vagan por la gélida y otoñal concavidad
del universo.
3 comentarios:
Uff...
El frío y los cambios estacionales nos bajan un poco los ánimos y la sensación de soledad puede sobrevenirnos aunque estemos acompañados.
¡No bajas el nivel ni con los resfriados!
¿Qué tal vas, cmpae? Un abrazo,
Rigoletto
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