Para la semana XXII de los Cuaversos hablamos de lo que alguna vez se nos quedó prendido en el reflejo de algún espejo...
Espejos.
El espejo retrovisor de mi coche
encierra telarañas sin reflejos
y huecos donde un día hubo abrazos
y vahos.
Hoy,
mis ojos refugiados y miopes
sólo ven sillas vacías y ecos de risas.
La vida se quedó a dormir en los espejos.
El tiempo permanece anclado
en la dársena del recuerdo,
en el puerto de nuestros pasos perdidos
tras la frialdad de un cristal inerte.
¡La saga completa de Sailor y Lula!
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Me lo habría quitado de golpe. Y porrazo. El síndrome postvacacional. De
haber tenido algo parecido aquel ya lejano y amenazador lunes 1 de
septiemble. Con...
Hace 3 días
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