Un ridículo llamado Kósovo

Resulta difícil imaginar que las cosas pueden hacerse peor en gentes a las que, como a los soldados el valor, se les presume altura de miras. El espectáculo que ha dado el gobernó español en el asunto de Kósovo merecería ser relatado por Mel Brooks, de no ser porque lo acontecido ha dañado, de nuevo, la ya deteriorada imagen exterior de España.

Que conste que tampoco me gustaba que sacaran a nuestro país del rincón de la historia, pero amurallar esa cosa llamada “prestigio” tras la incompetencia protagonizada por mi gobierno estos días no es que sea plato de mejor gusto. Mi capacidad para explicar o acontecido queda reducida a la nada ante la poética del Testigo o la contundencia de Meneses. En cualquier caso, como decía Iñaki esta noche, hubiera sido tan sencillo hacerlo bien que es incomprensible que se haya hecho tan mal. Justo en un momento en el que Moratinos, de quien, parece, se fían poco sus compañeros y méritos ha hecho, empezaba a currarse que nuestro país se situara, de nuevo, en un lugar más interesante.

Sin duda alguna, la política exterior de ZP no será recordada por su brillantez, salvo en la salida de Iraq, tal y como prometió, y su gesto devolviendo a España a una visión más europeísta al lado del eje franco alemán… Pero poco más.

Un saludo desde mi jardín.
Bomarzo crítico.